Familia:Hombre
lunes, 20 de junio de 2022
miércoles, 6 de julio de 2022
La masculinidad hegemónica son las creencias, costumbres y actitudes que sostienen que los hombres son superiores, figuras importantes, dueños del poder y representantes del ser humano. Esta noción trae afectaciones sociales y de salud como la dificultad para relacionarse de forma saludable con sus emociones, no solamente teniendo dificultades para expresarlas, sino también para identificarlas.
Cuando se habla de masculinidades se hace referencia cómo los hombres han sido criados y educados en una sociedad determinada. Incluye la manera de pensar, sentir y de comportarse, además de cómo se relacionan con las mujeres y con otros hombres. Este aprendizaje es social, por lo tanto, cultural. Teniendo muy en cuenta que las masculinidades no son iguales en tiempo, ni en cultura.& Todo ello progresa a niveles altos y de cautela para la sociedad, enfrentando así la masculinidad hegemónica. >
¿Qué es la masculinidad hegemónica?
Es lo que comúnmente llamamos machismo. Conjunto de creencias, costumbres y actitudes que sostienen que los hombres son superiores, figuras importantes, dueños del poder y representantes del ser humano, su palabra es la ley... La mujer debe conformarse con ser madre, cuidar a los hijos/as y atender al esposo. Se justifica así bajo este pensamiento que gane menos dinero y que esté marginada de cargos públicos, entre otros aspectos.
¿Cómo se construye el concepto de masculinidad hegemónica?
Desde el momento que nacen, los hombres tienen un contrato de género que se compone por cuatro pilares: mandatos, prohibiciones, vigilantes y refuerzos. Que día a día les exigen comportarse de cierta forma, por ejemplo: como tienen que caminar, que colores deben usar en su vestimenta y ante el pilar de vigilantes se refiere, no demostrando inestabilidad emocional, ni manifestar: dolor, temor, ternura, afecto, compasión ya que son seres valientes, guerreros, héroes e invencibles.
Desde niños se aprende, ya sea en casa, en comunidad o en los centros educativos, que hay un rol dominante, de autoridad y protector del hombre hacia la mujer. Ello porque se está en una sociedad patriarcal.
Los hombres son víctimas de su propia violencia. En la medida en que se centran en la construcción de su personalidad en torno a la violencia, se autolimitan en su educación emocional. Una mayoría de ellos no saben reconocer sus propios sentimientos, emociones y, en consecuencia, no poder expresarlos ni gestionarlos. Se encuentran en un círculo cerrado de difícil salida que a medida que pasan los años se van acumulando y reaccionando de forma violenta de un momento a otro, tal cual como una olla de presión.
En El Salvador, el modelo hegemónico de ser hombre es:
- La negación afectiva, no dar a demostrar sentimientos de miedo, no ser seres emocionales y que no sienten dolor. Encargándose de esta manera en reproducirlo a las nuevas generaciones.
- Proveedor y protectores, es decir, quien debe llevar el sustento al hogar, así como también el que debe dar placer en las relaciones íntimas.
- Autocuidado no es de hombres, es decir, implica comportamientos de riesgo: no comer sanamente, consumo de sustancias psicoactivas, no realizarse chequeos médicos porque simplemente todo lo pueden, así como también la poca precaución al conducir.
- Homofobia y la misoginia, es decir, la intolerancia a la diversidad sexual y el rechazo a lo femenino, porque la masculinidad hegemónica solo considera a alguien hombre si es heterosexual.
- La violencia y el poder como formas para dominar a las mujeres, a otros hombres, al ambiente y cualquier idea que no sea la de esa masculinidad hegemónica.
- Amantes, no pertenecen a una sola mujer, sino que a varias. Culturalmente y bajo el pilar de vigilantes, la sociedad se encarga de escanear los comportamientos masculinos en su vínculo con las mujeres.
¿Cuáles son las consecuencias a largo plazo?
- Consumo excesivo de alcohol y drogas.
- Depresión y suicidio.
- Hábitos alimenticios inadecuados para la salud.
- Riesgo para las mujeres, las niñas y los niños, a modo de violencia.
- Infecciones de transmisión sexual.
- Falta de responsabilidad compartida en el hogar.
- Riesgo para otros hombres, como accidentes, homicidios y otros actos de violencia.
- Conductas de riesgo.
- Menosprecio por la salud.
- Embarazos no deseados.
- Al no poder cumplir con todas las características que la masculinidad hegemónica exige y sentir que fallan, los hombres se vuelven vulnerables a sufrir y ejercer
bullying.
- Ausencia de implicación en las tareas domésticas y de cuidado que sobrecargan a las mujeres.
Además, la salud del hombre se ve afectada por la alta tasa de homicidios y delitos violentos que cometen los mismos hombres. La mayoría de veces la víctima es otra persona del mismo sexo. Asimismo, aumenta el riesgo de peleas, violencia en el deporte, la competitividad temeraria, la violencia juvenil, homofobia, guerras y, en definitiva, todas las formas de violencia entre los hombres.
También trae como consecuencia el analfabetismo emocional de muchos hombres, es decir, la dificultad para relacionarse de manera saludable con sus emociones, no solamente teniendo dificultades para expresarlas, sino también para identificarlas.
¿Cómo construir masculinidades consientes y afectivas que propicien relaciones igualitarias?
- Planteando cambios en las actitudes convencionales de los hombres, con otros hombres y promoviendo la no violencia.
- Plantear y reconocer que todas las personas tienen las mismas condiciones y oportunidades, teniendo en cuanta las características particulares de cada uno y una, para así poder garantizar el acceso a los derechos. No se trata de eliminar las diferencias, sino de reconocerlas y valorarlas para darles un trato equivalente para que así que todos y todas vivamos en una mejor situación con nuestra comunidad.
- Hablando de estos temas con otros hombres y mujeres, convirtiéndose en promotores de equidad, esos portavoces de transmitir contenidos. El arte de desaprender propone utilizar este contenido para cambiar vidas, lo que a su vez permitirá que otras personas puedan cambiar las suyas de una manera consciente.
- Comprender que los hombres no son seres aislados, sino que son parte de un colectivo que tiene mucha responsabilidad como toda la comunidad para erradicar la violencia de género.
- Evitando la reproducción de estereotipos y comentarios machistas que, lejos de ser inofensivos, perpetúan el sexismo presente en el imaginario colectivo y visibilizan a las mujeres como personas débiles sometidas a la fortaleza de los hombres.
- Reconocer la corresponsabilidad en las actividades dentro del hogar, porque tradicionalmente han sido mujeres a las que se les delega. Esto ha cambiado, ya que ellas se encuentran con trabajos productivos también fuera del hogar, sin embargo, no ha pasado lo mismo con la incursión de hombres en la vida dentro del hogar.
Bibliografía:
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http://www.pasa.cl/wp-content/uploads/2011/08/La_Organizacion_Social_de_la_Masculinidad_Connel_Robert.pdf
¿Qué es la masculinidad hegemónica y cómo nos afecta?