Familia:Niñez
martes, 24 de marzo de 2020
martes, 24 de marzo de 2020
Tenga la edad que tenga, su hijo podría sentirse alterado o tener otras emociones fuertes después de una emergencia. Algunos niños reaccionan de inmediato, mientras que otros podrían mostrar signos de dificultades mucho después. La manera en que un niño reacciona y los signos comunes de sufrimiento emocional pueden variar según la edad del niño, sus experiencias previas y cómo el niño enfrenta normalmente el estrés.
La manera en que los niños reaccionan se debe en parte a lo que observan en los adultos a su alrededor. Cuando los padres y cuidadores enfrentan una emergencia con calma y seguridad, pueden darles a los niños el mejor apoyo. Los padres pueden transmitir más tranquilidad a quienes se encuentren a su alrededor, especialmente a los niños, si están mejor preparados.
Desde un principio, considere limitar la cantidad de exposición que usted y sus seres queridos tengan a la cobertura de los medios de comunicación.
Factores que influyen en el impacto emocional de las emergencias en los niños
Es fundamental que los padres y cuidadores sean un buen ejemplo para los niños al manejar su propio estrés mediante decisiones de estilo de vida saludables (como comer alimentos saludables, hacer ejercicio con regularidad, dormir lo suficiente, y evitar las drogas y el alcohol). Cuando usted está preparado, descansado y relajado puede reaccionar mejor ante acontecimientos inesperados, y puede tomar decisiones que le convendrán más a su familia y a sus seres queridos.
Los siguientes consejos pueden ayudar a reducir el estrés antes, durante y después de una emergencia o un acontecimiento traumático.
Antes
- Hable con sus hijos para que ellos sepan que usted está preparado para mantenerlos a salvo.
- Repasen los planes de seguridad antes de que suceda una emergencia o una emergencia. Tener un plan aumentará la confianza de los niños y los ayudará a tener la sensación de estar en control.
Durante
- Manténgase calmado y tranquilice a los niños.
- Hábleles a los niños sobre lo que está pasando de una manera que puedan entender. Hágalo de una forma simple y adecuada para la edad de cada niño.
Después
- Ofrézcales a los niños la oportunidad de hablar sobre lo que les pasó o qué piensan de eso. Anímelos a que digan lo que les preocupa y hagan preguntas.
- Usted puede ayudar a sus hijos a tener la sensación de estar en control, y a manejar sus sentimientos, alentándolos a tomar medidas directamente relacionadas con la emergencia.
Reacciones comunes
En bebés y niños hasta los 2 años
Es posible que los bebés se vuelvan más irritables. También es posible que lloren más de lo habitual o que quieran estar más tiempo cargados y abrazados.
En niños de 3 a 6 años de edad
Puede que los niños en edad prescolar y de kínder vuelvan a tener comportamientos que ya habían superado. Por ejemplo, puede que tengan “accidentes” (mojar o ensuciar la ropa interior), mojar la cama, o sentirse asustados por la posibilidad de ser separados de sus padres o cuidadores. Quizás también les den rabietas o tengan dificultad para dormir.
En niños de 7 a 10 años de edad
Puede que los niños más grandes se sientan tristes, enojados o asustados ante la posible repetición del acontecimiento. Puede que sus compañeros les den información falsa; sin embargo, los padres o cuidadores pueden corregir la información errónea. Es posible que los niños más grandes se concentren en algunos detalles del acontecimiento y quieran hablar sobre ello todo el tiempo, o no quieran hablar de eso para nada. Puede que tengan dificultades para concentrarse.
En preadolescentes y adolescentes
Algunos preadolescentes y adolescentes reaccionan al trauma comportándose mal. Esto podría incluir conducir en forma imprudente, o consumir alcohol o drogas. Otros preadolescentes y adolescentes podrían tener miedo a salir de su casa. También es posible que pasen menos tiempo con sus amigos. Podrían sentirse abrumados por sus intensas emociones y no poder hablar sobre ellas. Sus emociones pueden llevarlos a tener más discusiones e incluso peleas con sus hermanos, padres o cuidadores, o con otros adultos.
En niños con necesidades especiales
Los niños que necesitan usar de manera continua un respirador o aquellos que usan una silla de ruedas o están en cama podrían tener reacciones más fuertes a una amenaza o a un desastre real. Ellos podrían sentir una angustia más intensa, o mayor preocupación o enfado que los niños sin necesidades especiales, porque tienen menos control sobre su bienestar diario que las demás personas. Lo mismo se aplica a los niños con otras limitaciones físicas, emocionales o intelectuales. Puede que los niños con necesidades especiales necesiten más palabras tranquilizadoras, más explicaciones acerca del acontecimiento y más consuelo, y otro tipo de contacto físico positivo, como abrazos de sus seres queridos.
Fuente del contenido: Oficina de Preparación y Respuesta de Salud Pública (Office of Public Health Preparedness and Response, OPHPR), Centro Nacional de Defectos Congénitos y Discapacidades del Desarrollo (National Center on Birth Defects and Developmental Disabilities, NCBDDD)
Cómo ayudar a los niños a sobrellevar las emergencias