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Resiliencia en los adolescentes
Escrito por:
Licda. Marina Ortez. Educadora en Salud
Revisado por:
Dr. Rafael López Urbina. Pediatra.
Palabras claves:
resiliencia, adolescente, autonomía, emociones, autoestima, competencias
Reutilización de elemento de catálogo
Familia:Adolescencia
viernes, 29 de junio de 2018
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viernes, 9 de junio de 2023
No
¿Sabe usted, qué es la resiliencia?
A continuación se exponen algunas definiciones de la palabra:
- Habilidad para resurgir de la adversidad, adaptarse, recuperarse y acceder a una vida significativa y productiva1
- Capacidad del ser humano para hacer frente a las adversidades de la vida, superarlas e inclusive, ser transformado por ellas2.
- La resiliencia significa una combinación de factores que permiten a un niño, a un ser humano, afrontar y superar los problemas y adversidades de la vida, y construir sobre ellos.3
En una manera más generalizada la resiliencia es:
“La capacidad de sobreponerse a períodos de dolor emocional y situaciones adversas de diferente índole”
La importancia de tener esta habilidad radica en la probabilidad de lograr una mejor salud mental y bienestar general en las diferentes etapas de la vida, en esta ocasión, nos referiremos al período de la adolescencia. Es en esta fase donde se dan una serie de cambios físicos, emocionales y sociales, que en algún momento puedan hacer que los adolescentes pierdan la confianza en sus propias habilidades, puesto que aún las están descubriendo. Llegan a creer que han perdido destreza física, se vuelven torpes debido a que cuando niños manejaban mejor su cuerpo, pero los cambios hacen necesario un período de ajuste, acorde a las nuevas dimensiones de sus extremidades y de su fuerza. También los jóvenes experimentan otras situaciones difíciles al salir del ámbito familiar y escolar para ingresar en una nueva escuela, compartir con nuevos compañeros y nuevos desafíos de aprendizaje, todo ello contribuye en algún momento a desestabilizar su confianza básica.
Al presentarse en la adolescencia situaciones como: la pérdida de confianza en uno mismo, el divorcio de los padres, fallecimiento de un ser amado, el rompimiento de una relación, el embarazo, acoso escolar, la búsqueda de un trabajo, pueden ocasionar que los jóvenes no sepan manejar sus emociones y los lleven a sufrir una serie de alteraciones emocionales que pueden ir desde una leve depresión hasta un suicidio.
¿Qué características deben tener los jóvenes para poder salir adelante ante situaciones como estas?
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Competencia social: Se expresa especialmente en la interrelación con otros adolescentes y en la facilidad para hacer amigos de la misma edad. Esta cercanía con los amigos es progresivamente selectiva y pasa de actividades grupales a otras en pareja; es frecuente que se inicien relaciones sentimentales, es la capacidad para establecer relaciones positivas con otros seres humanos.
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Resolución de problemas: En la adolescencia se logra la habilidad para pensar, reflexiva y flexiblemente, los jóvenes son capaces de jugar con ideas y tienen la posibilidad de intentar soluciones nuevas para diversos problemas.
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Autonomía: Se refiere a un fuerte sentido de independencia; es el sentido de la propia identidad, la habilidad para poder actuar por si solos y lograr el control de algunos factores del entorno.
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Sentido de propósito y de futuro: Presencia de expectativas saludables, se establecen objetivos con orientación para el cumplimiento de los mismos (éxito en lo que emprenda), hay motivación para los logros, fe en un futuro mejor, y sentido de la anticipación y de la coherencia. Las aspiraciones educacionales y el anhelo de un mejor futuro les parece posible y alcanzable.
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Autoestima: El amor propio y la valorización hacen que los jóvenes resilientes consigan sus metas a pesar de las situaciones adversas que les toca enfrentar.
¿Cómo podemos ayudar a los adolescentes y jóvenes?
Desarrollando sus habilidades, la autoestima y la autonomía para que estén preparados para enfrentar las situaciones adversas que se les presentarán por el resto de su vida.
Recomendaciones para los padres:
- Estimular el desarrollo de las capacidades de escuchar, de expresión verbal y no verbal y de comunicación en general.
- Fortalecer la capacidad de manejo de la rabia-enojo y de las emociones en general.
- Reforzar la capacidad de definir el problema de optar por la mejor solución y de aplicarla.
- Ofrecer preparación para enfrentar las dificultades del ingreso al mercado de trabajo.
- Reforzar los conceptos de protección familiar y procreación responsable.
- Fomentar la habilidad de reconocer esfuerzos y logros.
- Desarrollar la capacidad de comunicación afectiva con los adolescentes.
- Aclarar los roles desempeñados dentro de la familia y favorecer el establecimiento de límites razonables para cada uno de los miembros.
- Favorecer la presencia de al menos un adulto significativo para el adolescente.
Recomendaciones para los adolescentes:
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Reúnete: Habla con tus amigos e incluso con tus padres. Entiende que tus padres tienen más experiencia en la vida que tú, incluso si parece que nunca fueron jóvenes. Pueden temer por ti si estás atravesando momentos realmente difíciles y puede costarles más que a ti hablar sobre el tema.
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No temas expresar tu opinión: Incluso si tus padres o amigos tienen un punto de vista opuesto. Formula preguntas y escucha las respuestas.
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Tómate un respiro: Cuando algo malo sucede en tu vida, el estrés de lo que estás atravesando puede agudizar las tensiones cotidianas. Tus emociones pueden estar alteradas debido a las hormonas y los cambios físicos. La incertidumbre durante una tragedia o trauma puede hacer que estos cambios parezcan más extremos. Prepárate para esto y sé menos exigente contigo y con tus amigos.
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Crea una zona de tranquilidad: Haz de tu habitación una zona de tranquilidad. Esto no significa que nadie pueda entrar sino que el hogar debe ser un refugio libre de estrés y ansiedad. Sin embargo, entiende que tus padres y hermanos pueden tener sus propias tensiones o pueden desear compartir contigo más tiempo de lo habitual.
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Sigue las rutinas que te has fijado: Pasar tiempo en las instalaciones del colegio o la escuela significa tener más opciones; por lo tanto, deja que el hogar sea tu constante. En períodos de mucho estrés, planifica una rutina y cúmplela. Puedes estar haciendo toda clase de cosas nuevas, pero no olvides las rutinas que te hacen sentir bien, ya sea las cosas que haces antes de clase, salir a recreo, sostener una conversación telefónica con un amigo.
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Cuídate: Asegúrate de cuidarte física, mental y espiritualmente. No te olvides de dormir. Si no lo haces, puedes estar más malhumorado y nervioso en un momento en que necesitas estar animado. Muchas cosas suceden a nuestro alrededor y te va resultar difícil enfrentarlas si estás muerto de sueño.
Otras recomendaciones son:
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Toma el control: Incluso en medio de la tragedia, puedes avanzar hacia tus metas dando un paso pequeño a la vez. Durante un momento realmente difícil, es posible que nada más que levantarte e ir a la escuela sea todo lo que puedas hacer, pero lograr esto te puede ayudar. Los malos momentos nos hacen sentir fuera de control, recupera parte de ese control tomando una acción decisiva.
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Exprésate: La tragedia puede provocar una serie de emociones conflictivas, pero a veces, es simplemente muy difícil hablar con alguien sobre lo que sientes. Si hablar no funciona, haz algo más para captar tus emociones como comenzar a escribir un diario o recurrir al arte como medio de expresión.
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Ayuda a otros: Nada libera más tu mente de los problemas que resolver los problemas de otros. Procura ofrecer tus servicios como voluntario en tu comunidad o en tu escuela, limpia la casa o departamento o ayuda a un amigo con sus tareas.
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Pon las cosas en perspectiva: Lo mismo que a ti te estresa puede ser de lo que todos están hablando ahora; pero a la larga, las cosas cambian y los malos momentos terminan. Si te preocupa pensar si estás preparado para superarlo, recuerda un momento en el que hayas enfrentado tus temores, ya sea cuando invitaste a salir a alguien o solicitaste un empleo. Aprende algunas técnicas de relajación, ya sea pensar en una canción en especial durante los momentos de estrés o respirar profundamente para calmarte. Piensa en las cosas importantes que han seguido igual, aun cuando el mundo externo está cambiando. Cuando hables sobre malos momentos, asegúrate de hablar también de los buenos momentos.
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Desconéctate: Deseas estar informado, incluso puedes tener tareas que requieran que veas las noticias. No obstante, las noticias algunas veces con su enfoque en el aspecto sensacionalista, pueden añadir la percepción de que nada va bien. Intenta limitar la cantidad de noticias que ves, ya sea en televisión, diarios o revistas, o Internet. Ver un reportaje noticioso una vez te informa; pero verlo repetidamente sólo genera más estrés y no aporta ningún otro conocimiento.
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Ámate: Acéptate cómo eres con tus cualidades y defectos, no lo olvides, quererte te ayudara a enfrentar las adversidades y recuerda que no estás solo.
Construyamos un pensamiento positivo
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Establecer relaciones: Ya hemos mencionado que el apoyo emocional es uno de los factores más importantes que nos ayudarán a que seamos más resilientes. Tener buenas relaciones con los demás, aceptando la ayuda y el apoyo que nos ofrecen, así como ayudar a otros que lo necesitan, fortalece nuestra resiliencia.
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Pensamiento realista, pensamiento constructivo: No podemos evitar que ocurran eventos amenazantes o que produzcan mucha tensión, pero sí podemos cambiar nuestra manera de interpretarlos y reaccionar ante ellos. Ver los problemas como retos a superar, desde una perspectiva amplia, pensando que tenemos la capacidad suficiente de afrontarlos y encontrar posibles soluciones.
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Aceptar la realidad, aceptar que el cambio es parte de la vida.
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Confía en ti mismo: No podemos saber lo que podemos hacer hasta que no lo intentemos, incluso nos sorprenderemos a veces, de todo lo que podemos lograr nosotros mismo.
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Desarrolla metas y objetivos, y actúa.
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Busca oportunidades para descubrirte. Muchas veces, tras superar un acontecimiento estresante o una adversidad, experimentas un crecimiento personal. Aprendemos algo nuevo sobre nosotros mismos.
Existen muchas formas de incrementar nuestra capacidad de resiliencia, sólo tenemos que identificar aquellas actividades que nos permitan construir nuestra estrategia personal para desarrollarla.
Referencias
- ICCB, Institute on Child Resilience and Family, 1994
- Howell A. The empire of resilience. Resilience. 2016;4(3):220-222.
- Suárez Ojeda, Elbio Néstor. Factores de riesgo, factores protectores y resiliencia. PAHO.1995
Resiliencia en los adolescentes